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Melamina o MDF, ¿qué material elegir para tus muebles?


A primera vista, la melamina y el MDF pueden resultar muy similares: ambos están formados de fibra de madera comprimida, se utilizan en la construcción de mobiliario y son alternativas más económicas y derivados de la madera. Sin embargo, aunque ambos son muy buenos materiales, tienen sus diferencias que nos permite distinguir en qué usarlos.


Para trazar una línea más clara comenzamos por sus definiciones.


La melamina

Iniciamos con una aclaración. Melamina se le llama a la fina y resistente capa de plástico, llamada resina melamínica, que recubre a un aglomerado de madera comprimida. Este aglomerado suele ser fabricado con fibras de madera de descarte encoladas entre sí y sometidas a una gran presión. Es común, en el día a día, utilizar el término “melamina” para referirnos al material en su conjunto (plástico + aglomerado). La unión de estos materiales logra una buena resistencia a la humedad, aunque también existen opciones todavía más reforzadas para su uso en cocina y baño, por ejemplo.


El MDF

Es la reducción del término en inglés Medium Density Fibreboard (Panel de fibra de densidad media). Al igual que la melamina, está hecho de fibra de madera comprimida, aunque en este caso, la fibra es triturada hasta que sea bastante pequeña. Esto lleva a que el tablero sea más denso y uniforme. No tiene una capa protectora de plástico, pero las planchas sí pueden ser tratadas para aislarlas de la humedad.




Ahora, veremos en qué caso nos conviene cada uno.


Usas melamina cuando…

  • Quieres un buen acabado en la superficie de tus muebles sin necesidad de hacer capas de pintura, lijar o barnizar. Al venir en una variedad de colores, diseños e incluso texturas, la melamina ya no necesita ninguna otra adición más que la de un tapacanto para proteger a las fibras del tablero en el borde.

  • Quieres un mueble más ligero. Por lo general, la melamina en el mercado tiene una densidad de fibras lo suficientemente buena para ser resistente sin llegar a ser pesadas como el MDF o la madera. Esto lo vuelve ideal para crear muebles fuertes que además pueden desplazarse contigo fácilmente si decides cambiarlo de habitación o de vivienda.

  • Deseas gastar un poco menos con buenos resultados. Es la razón por la cual es muy popular. Al ser más económico que sus sustitutos, puedes ahorrar sin sacrificar la calidad de tu mobiliario.

Ojo: Siempre hay que ser prudentes y juzgar la melamina con la que está construido. Si es de mala calidad terminarás gastando más a futuro cambiando o arreglando.



Usas MDF cuando…

  • Quieres poder cambiar de color a un mueble en el futuro. A diferencia de la melamina, el MDF viene en un solo color. Por lo que se puede lijar, pintar y barnizar como un tablero de madera tradicional. Si más adelante deseas cambiar el color puedes hacerlo aplicando los pasos que mencioné anteriormente.

  • Quieres que se vea y sienta como madera, pero más ligero. A pesar de no ser tan ligero como la melamina, en comparación, el MDF es más ligero que los tableros de madera, por lo que son una gran alternativa.

  • El diseño del mueble requiere un tablero curvado. Al no tener láminas rígidas a ambos lados de la plancha, se puede doblar aplicando calor y presión con máquinas especiales para lograr que un panel adopte una nueva forma.


Como ves, ambos materiales son muy versátiles y tienen fortalezas que los hacen únicos. Todo es cuestión de perspectiva, tomando en cuenta las características del proyecto que tengas en mente.


¿Te pareció interesante? Déjanos un comentario si hay algo de estos materiales que te gustaría saber.


Te leemos.


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